Del otro lado del dolor imagen

Del otro lado del Dolor

Cayó sobre mi espíritu la noche en ira

y en piedad se anegó el alma

¡y entonces comprendí por qué se llora!

¡y entonces comprendí por qué se mata!

 

Pasó la nube de dolor…

con pena logré balbucear breves palabras…

¿Quién me dio la noticia?… Un fiel amigo…

Me hacía un gran favor… Le di las gracias.

 

Gustavo Adolfo Becquer

El Aire como símbolo de comunicación, ideas, pensamiento y de todos los procesos mentales

No sé si es porque el aire facilita el que las ondas sonoras se propaguen y gracias a ello escuchamos sonidos, que a éste se le asocia con la voz y por ende con la palabra, y que de ahí se le asocie con los pensamientos que las preceden (asumiendo que la mayor parte del tiempo pensamos antes de hablar). Lo cierto es que decimos cosas como “tienes mucho ruido en la cabeza” o “aclara tu mente”, las cuales nos hacen referencia a este elemento ligero que llamamos aire, que se mueve a voluntad propia y que lo conecta todo.

El aire como representación de los procesos mentales puede hablarnos del clima que hay en nuestra cabeza, el cual va desde una brisa ligera y refrescante -cuando nos sentimos en paz- hasta un viento agitador de tormentas, removiendo el agua de las emociones, cuando estamos intranquilos. En nuestra cabeza la agitación puede ser tal que nos roba completamente la paz, como cuando sentimos insomnio o nos entra un ataque de pánico. Si la agitación se da por períodos prolongados y no logramos acomodar las experiencias vividas la mente puede colapsar, llevándonos a una depresión profunda o hasta algo más grave como su propia ruptura o brote psicótico.

El observar nuestra mente y cómo funciona, es tomar consciencia sobre la actividad que esta teniendo el aire (la mente) sobre el mar de nuestras emociones para así poder elegir cómo navegar, sobre todo en situaciones de tempestad. Los peores temporales los crea la mente cuando ésta se enfrenta a situaciones donde percibe una amenaza a la conservación de lo que está convencida es nuestra zona de seguridad (stau quo). La naturaleza de la mente es dramática y el dolor, el miedo y la culpa son parte de los mecanismos que usa para asegurarse de que es escuchada y de que ella es quien toma las decisiones. Confrontar la elección que toma nuestra mente con base en los aprendizajes de vida que ha acumulado es revelarnos ante su omnipotencia y muchas veces a su yugo. Veamos a través de un mito griego cómo observarla e interactuar con ella cuando es menester enfrentar y resolver un conflicto que va a obligar a la mente a alterar sus programas de supervivencia preestablecidos.

Orestes y la Maldición de la casa de Atreo: El mito que nos habla sobre cómo enfrentar conflictos existenciales y superar nuestras propias trampas mentales.

El mito de Orestes nos confronta con la necesidad de soltar viejas y obsoletas ideas y lealtades, las cuales adquirimos de forma inconsciente cuando construimos alrededor de ciertos pilares (mamá, papá, hermanos, maestros, amigos, vecinos, etc.), nuestra estructura de seguridad. Cuando es necesario retar estas estructuras o incluso tirarlas, la mente montará un drama digno de un Oscar, el cual viviremos como algo real en nuestro interior. Atravesar el rigor de este proceso y salir transformados y evolucionados, es lo que buscaremos representar a continuación.

Las imágenes que estoy usando las tomé del tarot mítico de Liz Greene, y vamos a ir a través del palo de espadas.

CORTAR LA “MALLA” DE LA ILUSIÓN

En esta primera imagen del As de Espadas vemos a Atenea, la diosa de la sabiduría, de la estrategia, de la verdad y de la civilización para los griegos. Ella se encuentra sosteniendo una enorme espada, símbolo de la capacidad que tiene la mente de cortar con el filo de la verdad y separar lo que es de lo que no es, la verdad del mito, la realidad de la fantasía e incluso el ir más allá de lo que nuestros sentidos perciben.

Ella es quien acompañaba y dotaba de herramientas poderosas y mágicas a muchos de los semidioses y héroes griegos para que cumplieran con su destino. Era la hija favorita de Zeus, ataviada con su peto de plata –el cual la protege de entrar en contacto con cualquier emoción – y su enorme casco que tiene una especie de alas que simbolizan la expansión de su séptimo chacra (la expansión de su consciencia).

El recorrido comienza aquí, en un páramo desierto donde en el fondo se ven unas frías colinas, desde las cuales percibimos vientos gélidos que parecen estar muy agitados. El dolor nace de una revelación, de un darnos cuenta de que algo se empeña en ser como es sin importarle nuestras expectativas, necesidades o incluso nuestra supervivencia. Cuando un hecho es contundente, frío y trascendente para nuestra historia, su inclusión en nuestro contexto requerirá de un reacomodo de nuestras rutas neuronales y retará nuestros supuestos básicos y aprendizajes infantiles. Ese reacomodo duele y es necesario para nuestra evolución.

¿Cuánta luz queremos dejar entrar por la ventana, cómplices de camino?

LA NEGACION

En el dos de espadas del tarot mítico vemos al héroe, a quien vamos a acompañar a lo largo del recorrido de las espadas, que se llama Orestes.  Él es hijo de Agamenón y Clitemnestra, a quienes vemos en una franca y abierta disputa simbolizada por el curce de sus respectivas espadas. La razón del conflicto entre ellos es que él ha decidido unirse a la legión de quienes van a combatir en la guerra de Troya, pero para ello, Agamenón tiene que sacrificar a su hija y partir dejando sola a Clitemnestra con Orestes, a lo cual obviamente ella se opone por completo.

Ante este conflicto entre sus padres, Orestes cierra los ojos y busca no prestar oídos. Vemos aquí representada la confrontación entre opuestos: masculino y femenino, mente y emoción, padre y madre y cualesquiera otros pares de opuestos, los cuales ya sea en el interior de nuestra mente o bien representados en el exterior por situaciones o personas sobre las cuales proyectamos el conflicto,nos piden que asumamos y definamos una postura.

Cuando una verdad nos es tan dificil de acomodar, uno de los mecanismos que usamos es intentar desligarnos del conflicto que representa el incluirla en nuestras vidas. Somos como esos niños que se esconden tras una rama o que cierran los ojos pensando que así no los puedes ver. El conflicto no desaparecerá, de hecho está creciendo en el interior (de nuestra mente, de nuestra relación de pareja, de nuestro entorno social, etc) tomando la fuerza necesaria para hacerse más evidente.

¿Qué sabes que necesitas confrontar en tu vida y aun así lo postergas o ignoras continuamente?

LIBERACION Y CATARSIS

Asociar al acto de dejar sentir y expresar el dolor como una liberación puede parecer contraintuitivo, ya que nos alejamos por instinto de las experiencias dolorosas, con eso y todo, cuando un dolor que venimos cargando en nuestro corazón encuentra la salida, es como si saliera una infección de una herida profunda. Ese acto nos abre la posibilidad de una verdadera curación y, en el caso de nuestra mente, abre la posibilidad de un verdadero reacomodo de nuestras creencias, valores y supuestos básicos de vida.

En el 3 de espadas vemos a Clitemnestra y a su amante cometiendo un asesinato al matar al rey Agamenón cuando regresa a casa después de haber peleado en la guerra de Troya. La escena del 3 de espadas puede parecer grotesca, sin embargo, nos ayuda a entender que el dolor que muchas veces sentimos al enfrentar una verdad que habíamos negado, la mente generalmente lo interpreta como una traición. ¿Traición vs ajuste de cuentas?

Clitemnestra ahora tiene un amante -del cual se enamoró mientras Agamenón estaba en la guerra de Troya- y es un hecho de que ambos le tienden una trampa a su esposo para matarlo, pero parte de este resultado viene de la decisión que tomó Agamenón de sacrificar a la hija menor de ambos e irse a la guerra de Troya sin importarle un pepino lo que opinaba Clitemnestra.

Qué importante es el aceptar e ir a través del proceso de duelo que se origina cuando el conflicto que hemos evadido finalmente lo enfrentamos e inevitablemente la consecuencia de hacerlo es la ruptura del orden previo. Ese momento en el que te das cuenta de que el engaño por parte de tu pareja que has venido sintiendo es real y finalmente lo aceptas, lo confrontas y lo pones en la mesa sabiendo que tu relación nunca volverá a ser la misma. Ese momento en el que finalmente aceptas que te sientes miserable en ese trabajo porque estás en la vocación equivocada y decides exponerlo y hablarlo sabiendo que vas a perder muchísimas cosas (sobre todo el sentimiento de seguridad que labraste alrededor de ese autoengaño). Sin importar el origen de la catarsis y aceptando el dolor que el proceso de darnos cuenta trae consigo, el 3 de espadas trae también una promesa: que el dolor puede ser transmutado por el amor y entendido desde un nivel superior de conciencia.

AISLAMIENTO Y SANACION

En esta etapa del mito vemos a Orestes en el destierro. Después del asesinato de su padre en manos de su madre y de su amante, este último le dice a Clitemnestra que para poder ocupar el trono tiene que matar a Orestes para evitar que lo reclame. La otra opción que le da a Clitemnestra es la de exiliar a su hijo bajo amenaza de que si regresa al reino se le dará muerte. Esta escena retrata la segunda opción, donde nos encontramos con Orestes en este páramo desolado y medio desértico con las montañas en la parte de atrás bajo un cielo bastante despejado y tranquilo. Las espadas se encuentran todas ellas frente a él tocando tierra.

Orestes se nota apacible, tranquilo y en profundo contacto consigo mismo. Podríamos remitirnos un poco al arquetipo del Ermitaño o mejor será hacer referencia de la persona que lo visita buscando refugio y un espacio incondicional desde donde volver a centrarse.

Después de momentos fuertes de catarsis y atravesar el dolor,  requerimos de un espacio para descansar la mente, puede que necesitemos meditar, orar o caminar en silencio. Lo importante es comprender que la única forma en que la mente acomoda las cosas es cuando la dejamos descansar y no la ocupamos más. No por nada es que durante el sueño procesamos todo el material que captamos y que nuestra represión consideró que era dañino para nosotros y decidió enviarlo al inconsciente. Es muy común también que cuando no podemos recordar algo lo mejor que podemos hacer es olvidarnos del asunto y el recuerdo emergerá con facilidad tiempo más adelante. Esa es una etapa de higiene mental, descanso, retirarse, recuperar fuerzas, sanar.

¿Hace cuanto no te das un respiro para acomodar todo el dolor de la experiencia por la que estás pasando, cómplice de camino?

LA CONFRONTACIÓN

Después de un tiempo de calma hay que retornar la acción, pues no nos es permitido permanecer en el destierro por siempre. El conflicto del cual nos dimos cuenta y hemos ya admitido y llorado por las expectativas que se fueron con él al hacerlo, requiere que se tomen acciones en nuestra vida, acorde con el nuevo principio de realidad.

En la siguiente etapa del mito retratada por el cinco de espadas, vemos a un Orestes que es sorprendido por la aparición del Dios Apolo, el cual le señala con una mano las cinco espadas que sostiene, símbolo de una clara confrontación. En el mito, Apolo le dice a Orestes que él no puede aceptar la condición de destierro porque él es el verdadero rey, y que es él quién debe de ocupar el trono y no el amante de su madre. Apolo le advierte a Orestes que no tiene otra opción más que regresar al reino y darle muerte tanto a su madre como a su amante y reclamar el trono. La ley de Apolo puede parecer cruel como la del Talión, ojo por ojo y diente por diente y, sin embargo, a nivel simbólico representa la necesidad de restablecer un orden a pesar de las consecuencias. Si bien Orestes puede argumentar que él no tuvo nada que ver en la transgresión del orden (balance masculino y femenino) que sus padres hicieron, resulta ser que es él quien tiene que hacerse cargo de reestablecerlo, le guste o no.

En muchas ocasiones la problemática que estamos viviendo puede que la estemos heredando incluso por conflictos no resueltos de otras personas. Esto puede parecer injusto, y, sin embargo, no podemos negar que estamos interconectados en un nivel mucho más profundo de lo que nos gustaría admitir y que la justicia verdadera tiene que ver más con una cuestión divina o espiritual que con la forma en que lidiamos con nuestros asuntos terrenales. Tener la capacidad de tomar esta “herencia maldita” y darle de una vez por todas fin, para no pasarla a la siguiente generación, es el camino que Apolo le señala a Orestes. Por algo el mito de Orestes es conocido como “La maldición de la casa de Atreo”.

LA TOMA DE DECISIÓN

Es algo paradójico, creo yo, que muchas veces para acabar con un conflicto o cerrar un ciclo es necesario escoger el camino del que más hemos huido. Las decisiones que tomamos labran nuestro camino ¿no crees?

En el tarot mítico vemos a Orestes en una barca cruzando las grandes aguas (lo cual siempre va a significar tomar una gran decisión). Se encuentra de pie con la vista hacia la derecha, que representa el futuro, y transita por un mar agitado, lo cual significa que la decisión que está tomando mueve fuertemente sus emociones y, aun así, está determinado a llevarla a cabo. Las 6 espadas están clavadas en la barca, señalando un principio de realidad innegable y éstas no la hunden.

Orestes ha aceptado el reto de Apolo y se dirige de regreso a “casa” a cometer dos asesinatos. Ambos en pro de reclamar su trono y de restablecer el orden que sus padres rompieron, aun cuando al hacerlo se convierte en un matricida.

Esta es la etapa en que hay que decidirnos a hacer lo que sea necesario para salir del enredo de una vez por todas. Esto puede representarse como ese momento en que la persona se decide a meter el acta de divorcio o el empleado mete la demanda contra la empresa o nos movemos hacia ese sueño que anhelamos a pesar de que a muchas personas no les parezca o incluso les moleste. ¿Cuántas veces has escuchado que estás figurativamente “matando” a alguien con lo que eliges hacer?

¿Estas listo para tomar esta gran decisión con la mente fría y el corazón revuelto? El mensaje central de esta etapa es empoderarse y alejarse de una vez y por todas del papel de víctima.

INTENCIONES OCULTAS

Después de tomar la decisión hay que entrar en acción, y cuando nuestras acciones sabemos que distan de ser bien vistas o populares, muchas veces al inicio tenemos que hacerlo con “bajo perfil”. En esta etapa vemos a Orestes que va a entrar disfrazado de mendigo al palacio para poder cometer los asesinatos que le permitan reclamar el trono y restablecer el orden que sus padres rompieron. Notemos cómo -en el fondo- la luna eclipsa al sol, lo cual significa que tiene que actuar a oscuras sin ser visto, pues de otra forma le darían muerte. Una vez que nos hemos decidido a seguir el camino de la evolución y estamos dispuestos a pagar el precio por ello, daremos con cautela nuestros primeros pasos. Es tiempo de que seamos sigilosos, estratégicos e incluso a veces de pasar desapercibidos.

Para quienes suelen ser frontales el tener que ser políticamente correctos o incluso el tener que generar alguna cortina de humo detrás de la cual puedan seguir sus intenciones hasta que se encuentren completamente listos para revelarlas, puede serles completamente incómodo. Es momento de echar mano de la astucia que muchas veces tenemos que usar para conseguir algún fin como, por ejemplo: juntar evidencia de un caso que queremos ganar sin anunciarlo, hacer tiempo para hacernos de recursos y abrir otras puertas laborales antes de renunciar o hacernos de apoyo psicológico y moral antes de vivir abiertamente el estilo de vida que va en contra de lo que nos dijeron era apropiado o moralmente correcto.

La trampa de esta etapa es pensar que podemos lograr resolverlo todo desde la astucia, la inteligencia política y el pensamiento maquiavélico y, como veremos en la siguiente etapa, tendremos que salir a la luz para llevar a cabo nuestro plan y hemos de enfrentar las consecuencias por ello.

¿Estás atrapado en tu propia estrategia o juego para resolver algo que requiere de una acción más confrontante y drástica de tu parte? Recuerda que la mente es experta en juegos, y si te pones con ella en ese nivel puede convencerte de que estás ganando cuando en realidad ya no avanzas nada.

EL PUNTO DE QUIEBRE Y EL PANICO

La etapa del 8 de espadas podría representarse por lo que muchas veces sentimos como “un callejón sin salida”. Vemos a Orestes justo en el momento en el que va a consumar el matricidio y se siente atrapado, pues por un lado aparecen las Moiras, -las diosas de la noche que protegen la tradición y la maternidad por encima de todo- que le amenazan con propinarle una existencia miserable si se atreve a dar un paso hacia el matricidio; y por el otro lado, Apolo, que no está dispuesto a que Orestes dé marcha atrás y le exige cumpla la promesa de restablecer el orden que su padre y madre rompieron; esto, a pesar de las consecuencias que a nivel mental tendrá que enfrentar, causadas por las Moiras (culpa, sentimiento de traición, quedarse “sin pecho”, etc.).

Esta es una situación en la que cualquiera de los caminos que tenemos frente a nosotros los rechazamos. Por si esto no fuera ya suficiente reto, la acción que llevaremos a cabo implica el atentar contra creencias básicas de supervivencia aprendidas en edades tempranas. Es momento de enfrentarnos al peor de nuestros miedos, haciendo lo que conscientemente sabemos que es correcto aun cuando todas las creencias que introyectamos en etapas tempranas nos digan que estamos haciendo algo malo o que estamos dañando a alguien (cuando en realidad no es así).

Justamente Orestes no quiere vivir con la culpa de cometer el matricidio, pero bien sabe que tampoco podría vivir negándose a sí mismo el derecho de ser quien sabe que es. Negar a Apolo es un precio muy alto por una lealtad mal entendida, ya que Apolo representa nuestra esencia, nuestro sol, nuestra libido. Si bien es un momento de muchísima tensión es muy importante ver que la sensación de atrapamiento que estamos experimentando se da -en su mayoría- en nuestra propia mente.

LA NOCHE OSCURA

Una de las etapas de mayor ansiedad y culpa que vivimos se da cuando finalmente nos decidimos a la acción resolutiva que nos conduce a un cambio de segundo orden, es decir, vamos con todo a enfrentar ese miedo a “no sobrevivir” moviéndonos en la dirección que sabemos es la correcta.

Nos encontramos a Orestes enfrentando todos sus miedos, culpas y peores pesadillas después de haber cometido el matricidio. Es de noche y está parado en un páramo yermo donde las Moiras aparecen suspendidas en las nubes clavándole nueve dolorosas espadas en su cabeza. El cielo es oscuro, agitado y frío y él intenta en vano callar las voces de las Moiras tapándose las orejas.

Recordemos que los mitos hay que interpretarlos simbólicamente y en este caso estamos hablando del matricidio como el momento en que nos rebelamos y actuamos en contra de aquello que cuando fuimos muy vulnerables pudo habernos representado seguridad, nutrición y resguardo. No hay precio que valga la pena pagar si toda esa aparente seguridad y cobijo es a cambio de renunciar a nuestra esencia. Llega un momento para cada uno de nosotros donde nos es menester cortarnos, con el filo de la espada, el cordón umbilical y aprender a crecer separados de esa fuente “protectora” para generarla internamente.

Hay quienes aseguran que en esta etapa sienten literalmente su aniquilación. La mente puede crear escenarios muy difíciles de manejar por tiempos prolongados y hay que hacernos de cuanta herramienta tengamos para salir adelante. Es muy probable que durante estos periodos se llegue a requerir de algún tipo de apoyo psicológico para poder procesar todo lo acontecido, sobre todo para tomar responsabilidad en lo que nos corresponde y darles a los demás su parte.

EL CIERRE DE CICLO

Llega un momento en que nos dejamos de atormentar por lo acontecido y nos damos cuenta de que hicimos lo que era necesario hacer. Vemos en el mito que reaparece Atenea, a quien vimos en la primera etapa señalando que una verdad había sido revelada y que el incorporarla iba a alterarlo todo en nuestra vida. Ahora es ella una vez más quien alza su espada y les pone un alto a las Moiras -quienes quedan detrás de las nueve espadas clavadas en el piso-. En el páramo yermo donde yace Orestes exhausto, al fondo entre las montañas comienza a amanecer.

Tarde o temprano nuestras mentes se aclaran y pueden poner a raya la culpa, el miedo, la sensación de ya no pertenecer, la inseguridad y darse cuenta de que a pesar de que actuamos en contra de los instintos de supervivencia aprendidos estamos bien, de hecho, estamos mejor.

Es verdaderamente un alivio cuando te despiertas y te das cuenta de que ya no te sientes culpable ni tienes miedo de vivir en congruencia con aquello que durante mucho tiempo te causó conflicto. Tal vez ahora vives solo y te das cuenta de que tienes una vocación de soltería y está bien, o ya no trabajas en ese lugar tan opresivo y te dedicas a cosas más creativas y está bien, o que tu orientación sexual que no es aprobada por tu familia está extraordinaria para ti, o que el haber defendido con uñas y dientes lo que un familiar cercano te quiso arrebatar está bien e incluso está bien que lo disfrutes.

Es momento de que se disipen las dudas, los miedos y las culpas por haber actuado en conciencia y en la dirección de nuestra propia evolución. Es muy probable que nos sintamos tan exhaustos que no nos demos cuenta de que la tormenta ya pasó, de que lo más difícil ya la libró y que la espada de Atenea y su veredicto están ya de nuestro lado; y al fondo, comienza a amanecer.

Esta es la promesa del camino de la verdad y de atrevernos a trascender el dolor en lugar de evitarlo: la del cierre de ciclos no resueltos, la de cerrar herencias que inconscientemente tomamos de nuestros progenitores y de movernos en congruencia para reclamar nuestra plenitud de ser. Es necesario vencer los mecanismos viejos y obsoletos de supervivencia que nos ligaban a promesas limitantes donde permanecíamos pequeños y pegados y dependientes de nuestra propia historia.

¿Qué tan agitado está tu aire después de leer esto? ¿Te identificaste transitando por alguna de las etapas? Espero que esto te haya dado más luz para tomar decisiones y avanzar en el camino de la plenitud de tu ser, incluso si para ello sea necesario ir más allá del dolor.

Un abrazo, como siempre, desde el fondo del Estanque.

Héctor Cerbón

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