Debemos estar dispuestos a librarnos de la vida que planeamos,
de modo de tener la vida que nos está esperando.
Hay que librarse de la vieja piel para que pueda salir la nueva.
Joseph Campbell
La palabra Vocación proviene del latín vocatio, que se derivó, a su vez, del verbo vocare ‘llamar’, de la cual provienen también voz, evocar, invocar, provocar y vocabulario (https://verbiclara.wordpress.com/2015/01/30/origen-de-la-palabra-vocacion/).
La vocación es un llamado, para algunos inclusive de Dios, para otros del destino o de la vida. Jesús afirmaba, según San Mateo, que “muchos son los llamados y pocos los elegidos”. Yo, en lo personal, creo que todos somos llamados y pocos los que respondemos.
Responder al llamado implica salir de la zona de confort, de lo conocido y, arriesgarse a perder el control; a librar batallas que en más de una ocasión será necesario perder para aprender y, finalmente, a ser transformado en algo que no necesariamente era lo que esperábamos.
Joseph Campbell en su libro El héroe de las mil caras, nos describe las etapas por las que pasaremos si hemos de responder al llamado de nuestra vocación y lo denomina “El Camino del Héroe”.
Mi manera personal de encontrar ese camino, de escuchar el llamado de la Vocación o de seguir la música de la trompeta del arcángel Gabriel, o como sea que tú le llames, es a través de brindarles a mis arquetipos una arquitectura de vida donde mejor puedan manifestarse.
Cada arquetipo que nos caracteriza quiere expresarse y hacer la mejor aportación posible de su potencial, en el mundo en el que se desenvuelve.
El guerrero necesita batallas donde pelear y salir victorioso; el rey y la reina necesitan reinos que cuidar, dirigir y crecer; el mago requiere recombinar elementos y crear de forma sorprendente nuevas maneras de hacer las cosas y; el justiciero, necesita causas perdidas y víctimas del sistema para luchar por sus derechos.
Los arquetipos que nos caracterizan buscan constantemente tomar el escenario de nuestras vidas para expresarse, para sacar energía y, en su punto más elevado, para trascender por sus acciones.
¿Tienen entonces los arquetipos la información sobre nuestro llamado vocacional?
La respuesta a esta pregunta es: sí y, responder al llamado vocacional, te genera una enorme pasión, compromiso, orgullo, y realización personal.
De hecho, todos queremos ser héroes de nuestra propia película de vida. Puedes ser:
- El héroe que salva a la princesa. – tal vez rescatando un talento tuyo que está “secuestrado” por una serie de creencias e introyectos que te llevan a pensar que no eres competente.
- El héroe que erradica el mal. – logrando salir de una relación tóxica de dependencia emocional para llegar a ser emocionalmente autónomo y tener una relación sana y funcional.
- El héroe que contrarresta el conjuro. – rompiendo con el destino fatal que generaciones familiares han aceptado como el único posible.
El héroe, es en sí un arquetipo altamente energético y motivacional que se encuentra en nuestra psique colectiva; es decir, en todos y cada uno de nosotros y, es alimentado desde edades muy tempranas por nuestro entorno. ¿Puedes nombrar quién era tu superhéroe favorito y qué superpoderes tenía?
Todos jugamos alguna vez a ser superhéroes, ya que eso nos permitía quitarnos cualquier limitación que el entorno nos imponía. A través de esa fantasía lográbamos cosas que de otra forma nos parecían imposibles. Es justamente ese empoderamiento que sentimos al ser el héroe el que es altamente motivacional, nos llena de sentido y nos da la resiliencia para alcanzar nuestras metas.
Nuestro rol consiste en ayudar a cada uno de nuestros arquetipos a recorrer su propio camino del héroe, logrando con ello, que desplieguen el enorme potencial que guardan para manifestarlos conscientemente en nuestras vidas.
Las Etapas por las que tenemos que pasar para ello son:
El Llamado. – nos hacemos conscientes y respondemos a esa invitación constante que nos hace la vida a ser y manifestar algo más de lo que ahora somos. Este llamado viene encriptado en los anhelos y sueños que recurrentemente se activan, nos inquietan y nos piden que los realicemos. ¿Qué es aquello que siempre deseas y constantemente postergas? ¿Sabes cuáles de tus arquetipos quieren manifestarse en el mundo?
El Mentor. – la segunda etapa la encuentran solo quienes, al responder al llamado de la Vocación, salen de la zona de confort y se aventuran lejos de lo conocido. Este es el punto donde, como lo menciona Paulo Cohello en su libro “El Alquimista”, el Universo conspira con nosotros para que sigamos el camino y logremos el sueño. El Mentor puede ser una persona, un libro, un curso, un experto, etc. Cuando nos atrevemos a buscar la forma para que nuestros arquetipos se manifiesten, alguien o algo llegará a nuestra vida para apoyarnos durante el camino. Su rol será el advertirnos de las peripecias que vamos a pasar, los retos que tenemos que vencer y las habilidades necesarias que debemos de desarrollar si queremos ser exitosos.
El Dragón. – como principiantes y aprendices de héroes, salimos corriendo a la batalla, confiados que hemos de derrotar a cualquier oponente que nos salga al paso. Sin embargo, el Dragón -que es una representación del principio de realidad- no está dispuesto a ceder el tesoro que anhelan nuestros arquetipos y nos dará cuanta lección necesitemos,para desinflar nuestro ego.
El Ermitaño. – todo camino tiene sus altas y sus bajas. Después de que el Dragón nos derrota repetidamente, nos retiramos de la batalla y buscaremos sanar las heridas en soledad. Es probable que incluso pensemos que el camino que elegimos ni siquiera era el nuestro. El aislamiento y la distancia crítica de nuestro proyecto de vocación nos permiten reconocer que antes de emprender la siguiente batalla con el Dragón debemos de aprender muchas cosas.
El Estudiante. – salimos de nuestro aislamiento en busca del Mentor, esta vez con la humidad y la disposición de aprender y desarrollar las habilidades que necesitamos para vencer al Dragón. ¡NO más ansias de novillero! Nos arremangamos y hacemos el trabajo duro, entrenamos y nos preparamos para regresar al campo de batalla.
La Batalla. – maduros, preparados y listos, nos enfrentamos una y otra vez con el Dragón de la Realidad hasta que logramos arrancarle el tesoro anhelado. Ahora SÍ, es momento de ocupar el lugar en el mundo que muy dentro de nosotros sabíamos que era nuestro. ¡Mis arquetipos ahora pueden manifestarse!
La Victoria. – nuestros arquetipos levantan los brazos con el trofeo que le arrebataron al Dragón de la realidad en señal de victoria. Pasada la euforia del triunfo, es momento ahora de asumir nuestro nuevo rol en la vida, el cual nos lleva también a asumir nuevas responsabilidades. Nuestras rutinas cambian y, el fuego que nos llevó a la conquista, poco a poco se va apagando conforme hacemos “hogar” en este anhelado lugar.
El Sirviente. – ahora es momento de enseñar a otros que vienen detrás a recorrer este camino. Nos convertimos en Mentores brindándoles a los demás la oportunidad de triunfar en su propio Camino del Héroe.
La siguiente ilustración nos sirve de ejemplo de la secuencia recién descrita:
Claro está que una vez que llegamos a la última etapa (la 8), ésta se vuelve la zona de confort, y más temprano que tarde, surgirá un nuevo llamado.
¿Tienes claro lo que tus arquetipos quieren manifestar? ¿Conoces tu Vocación?
Los siguientes recursos pueden serte de ayuda para encontrar tu Vocación y recorrer tu camino del héroe:
Libro ISEO “Inteligencia Simbólica y Efectividad Organizacional” de Héctor Cerbón
Página web www.inteligenciasimbolica.com
Facebook @iseolibro.
Te invito a inscribirte en el taller “Sentido de Vida y Trascendencia” que daré en la Ciudad de México los días 23 y 24 de noviembre. Para mayores informes entra a www.desdeelfondo.net/sentido-de-vida-y-trascendencia/ o mándanos un whats app al 55 8210 9923 y con gusto te atenderemos.
Un abrazo
HECTOR CERBON