Que todavía no logro entender
que el mundo solo es como es
y me aferro a cambiarlo,
y quiero un mundo ideal donde
las injusticias se combatan con poesía.
Angie Prainbow
La Astrología como una herramienta para nuestro Desarrollo
Hablar de temas astrológicas merece siempre de dar una introducción sobre el alcance y la aplicación del conocimiento del que se va a echar mano y, en el caso de la astrología, es todavía más importante porque se ha mitificado y desacreditado fuertemente. Tenemos una clara división: hay quienes la viven como si fuera un oráculo divino que señala el destino, y quienes consideran que al no poder presentar un modelo científico formal es meramente superchería y engaño. Yo me encuentro en un punto intermedio, donde veo en la astrología una enorme cantidad de conocimiento muy bien estructurado de interpretaciones simbólicas que pueden ser de gran utilidad para el desarrollo y crecimiento de un individuo cuando son provistas e interpretadas correctamente; cuando son una referencia útil, un mapa.
El principio en el que se rige la astrología es que habitamos en un Universo Especular, es decir, donde todo es espejo de todo. Cuando el ser humano necesitó identificar un orden que le explicase cómo funcionaba el mundo en el que habitaba, primero volteó hacia los animales y plantas y los totemizó, es decir, los representó como modelos de orden a los que era necesario imitar y por ende les veneraba. Después, cuando animales y plantas fueron domesticados, comenzó a explorar el cielo y a estudiar los cuerpos celestes, dándose cuenta de cómo estos se movían a su alrededor formando patrones predecibles y matemáticos y encontró un nuevo orden que le fascinó. Entonces los cuerpos celestes y sus movimientos cíclicos fueron totemizados.
La Astrología surge, hace más de 4000 años en la antigua Babilonia (esto según Wikipedia) y de ahí se exportó a otras partes del mundo. En la antigua Grecia será Ptolomeo quien le dé gran parte de la estructura y formalidad que fue base de su estudio por muchos años, y hoy, ser un astrólogo profesional es una carrera de 4 años donde se escoge alguna especialidad y se presenta una tesis y examen profesional.
Desde esas épocas y hasta el día de hoy, los astrólogos han hecho una enorme cantidad de correlaciones de eventos que suceden en el día a día con la posición y los movimientos de distintos cuerpos celestes del sistema solar, han desarrollado toda clase de hipótesis e inferencias empíricas basadas en estadísticas, y es interesante notar que algunas son realmente muy precisas. Aprender a trazar estos mapas astrales e interpretarlos de forma que sirvan de Norte o Guía para diferentes procesos de desarrollo conlleva mucha práctica. En contraste, tenemos los horóscopos baratos de revistas y otros medios de entretenimiento, y quienes incluso aseguran que pueden predecir el futuro y hasta cambiarlo con la astrología, lo cual es absolutamente falso y tergiversa el sentido para el cual ésta existe.
En la astrología, el mapa que se traza del firmamento se hace desde la tierra, es decir, es de un enfoque geocéntrico, no porque la tierra ocupe el centro, sino porque las observaciones se realizan desde la misma. Así pues, el movimiento de los planetas desde la tierra parece discurrir en lo que se denomina la eclíptica solar, que no es otra cosa que el recorrido aparente que hace el Sol alrededor de la Tierra cuando lo observamos salir por el Oriente y ponerse en el Poniente. La eclíptica es una circunferencia alrededor de la tierra y por ende tiene 360° y como que el Sol tarda cerca de 365,25 días por año en recorrerla, entonces el Sol aparenta recorrer aproximadamente casi un grado cada día a lo largo de la eclíptica.
Los signos zodiacales no son otra cosa que la división de esta circunferencia en 12 segmentos de 30°grados cada uno, y a cada segmento se les dio un nombre a partir de las constelaciones más importantes que ahí se encuentran. Cuando alguien te dice soy Leo, está diciéndote en realidad, mi Sol se encontraba en el segmento de Leo de la eclíptica solar cuando nací, e incluso haciendo los cálculos pertinentes o a través de un programa de cómputo se puede conocer el grado exacto. Yo, por ejemplo, tengo a mi Sol a 14° del segmento de Cáncer.
En la astrología, el año comienza cuando el sol entra a los 0° de Aries, en el equinoccio de primavera, y de ahí se mueve grado por grado recorriendo todos los segmentos de 30° del zodiaco a lo largo del año hasta llegar al grado 29°de Piscis; justo un día antes del equinoccio de primavera, y entonces vuelve a empezar su recorrido A este período de tiempo se le llama año sideral. Las órbitas de la mayor parte de los planetas del sistema solar están contenidas en la eclíptica o muy próximas a ella.
Bueno, basta de darles clase, creo que con esta introducción ya puedo abordar bien este tema que ahora se escucha en muchos lados: el que entramos en la era de acuario el pasado 21 de diciembre del 2020, justo en ese momento Júpiter y Saturno hicieron conjunción en 0° de Acuario, formando en el cielo lo que muchos dicen que es la estrella de Belén.
Las Eras Astrológicas
Es importante aclarar primero qué son las eras astrológicas. La Tierra, además del movimiento de rotación alrededor de su propio eje y de trasladarse en una elíptica alrededor del Sol, tiene un tercer movimiento llamado Precesión. Este movimiento tiene que ver con el eje de la tierra, el cual se encuentra inclinado a 23.5° de la vertical – gracias a ello es que tenemos estaciones – haciendo que la tierra parezca una especie de trompo que se inclina cuando comienza a girar más lento.
El eje terrestre se mueve muy lentamente y para completar un ciclo completo tarda aproximadamente 25,776 años. Visto desde la tierra el eje recorre la eclíptica solar al revés, es decir va de Piscis a Aries, esto es a la inversa de Piscis a Acuario, de Acuario a Capricornio, etc. Tarda 71.6 años en recorrer un grado de la eclíptica, lo cual para atravesar todo un signo le toma 2,148 años. Este número de años es lo que se conoce como un área astrológica.
Se calcula que la era de Piscis comenzó con el nacimiento de Cristo en el año 0 y por ende deberá culminar en el año 2148 para dar paso a la era de Acuario. Claro está que los cálculos varían muchísimo según el sistema astrológico de referencia, pero la realidad es que matemáticamente hablando, aún no estamos ahí de lleno.
Lo cierto es que ciertos fenómenos y características asociadas con el signo de Acuario parecen estar creciendo en importancia, y es por eso por lo que se afirma que ya estamos iniciando la transición a la nueva era, y la invitación es que hay que fluir con la misma. Veamos qué significa esto a nivel simbólico y si nos hace sentido.
La Era de Piscis
Se dice que el signo en el que el eje de la tierra transita, es decir el segmento de 30° grados específicamente por donde se está moviendo lentamente el eje terrestre en su movimiento de precesión, tiñe -con las características asociadas al mismo- las lecciones por las que estamos pasando como humanidad en nuestro camino evolutivo. Es menester entonces hablar de algunas características asociadas al signo de Piscis -segmento en el que el eje se terrestre se encuentra ahora en sus últimos grados- y lo que eso podría representar.
Las lecciones asociadas al signo de Piscis, cuyo símbolo son dos peces nadando contracorriente uno encima del otro, están relacionadas con la fe, con creer firmemente en algo, con conectar en un nivel profundo y sensible con algo o con alguien, con saber servir, incluso a veces a costa de uno mismo; es un signo acuoso donde las cosas parecen difuminarse, pierden sus limites y la fantasía y la realidad llegan a confundirse. Es el mundo onírico, el mar del inconsciente colectivo, donde habitan nuestros dioses y nuestros mitos, nuestra más profunda devoción religiosa y también nuestras adicciones y nuestros escapes de la realidad mundana.
La era de Piscis comienza con el nacimiento de Cristo. En su vida vemos claramente esa conexión con el plano espiritual que nadie parece comprender, esa fe incorruptible, esa necesidad de servir a costa incluso de su propia vida, esa necesidad de seguir un principio o guía superior intangible. Esa línea tan delgada que separa a un iluminado de un psicótico, de quien vive con un pie aquí y con el otro en el paraíso donde tiene su verdadero reino. Un pez nada en este mundo y el otro en contracorriente en el mundo espiritual.
El cristianismo -cuyo símbolo es un pez por cierto- junto con otras grandes religiones como el islam, tienen una importancia radical en el desarrollo y evolución de la humanidad en estos 2020 años que llevamos en la era de Piscis. Esto tanto en sus luces, prodigando los valores universales del amor, la compasión y el servicio, como en sus sombras en el fanatismo religioso, las guerras santas y la manipulación de la fe para cubrir intereses políticos y de poder.
Así como hemos podido desarrollar formas sanas de conectar con el plano espiritual o transpersonal como la meditación, la oración y algunos otros rituales con hierbas sagradas o danzas, que son luces del signo de piscis, también estamos a merced de las formas sombrías de este signo como son las adicciones a los psicotrópicos, el alcohol y el dejarse llevar por el fanatismo de sectas religiosas.
Se habla mucho de que las religiones necesitan actualizarse, pues los mitos o relatos en los que se fundamentaron chocan hoy fuertemente con los avances científicos de nuestra era; además, que las sombras de los sistemas religiosos son cada vez más expuestas al público, que ahora empoderado, cuestiona y le teme menos a no pertenecer o ser expulsado de las mismas. ¿Será esta crisis de las religiones junto con el increíble poder que las drogas tienen en la población lo que señala que la era de Piscis está en sus últimos grados?
La Era de Acuario
Las lecciones asociadas con el signo de Acuario tienen que ver con ideales, utopías, equidad, formar comunidad, vivir bajo principios que trascienden el ego individual, avances tecnológicos, inventos y colaboración. Acuario valora lo original, lo distinto, la genialidad que produce increíbles avances e impacta positivamente en la sociedad. En sus luces es una rebeldía con causa, un trascender las rígidas estructuras del deber ser para poner un orden sin jerarquías y distinciones, es brindar al mundo grandes inventos que revolucionan la vida para siempre. En sus sombras es una soledad exacerbada, una desconexión del otro, un autismo autoimpuesto, una sobre valoración de lo mental, de lo científico/tecnológico y de lo utópico por encima de todo lo demás.
Se dice que los desafíos que estamos ya enfrentando como humanidad y que se verán exacerbados en los próximos años como el cambio climático, la polución de los océanos, la tala de bosques, la extinción masiva de animales, la contaminación del aire y la sobrepoblación, requieren -para poder ser solucionados- de la participación de todos. “La solución somos todos”, implica corresponsabilidad y un empoderarse desde lo individual hacia lo colectivo, para hacer lo necesario sin esperar a que alguna autoridad o líder se convierta en el héroe que salva el día, o el planeta en este caso. Incluso hemos visto ahora cada vez más películas donde los súper héroes tienen que aprender a trabajar entre ellos como un equipo, superando sus egos individuales. Probablemente estamos sembrando en el inconsciente de la siguiente generación la necesidad de hacer comunidad y dejar de ver en el otro a su competencia o al enemigo ¿no creen?
Es sumamente interesante ver cómo la generación Milenio es mucho más colaborativa y equitativa; aborrece las jerarquías y la forma tradicional o heredada de hacer las cosas, y suelen ser muy innovadores; hacen un uso extraordinario de las redes de comunicación y están redefiniendo el estándar de lo que es ser exitoso. Vemos cómo surgen con fuerza arquetipos como el geek y el hípster, la necesidad de retornar a lo vegano, de vivir con la huella de carbono más baja posible, así como la importancia de estas generaciones de trabajar con un propósito bien definido y de no tener ataduras, todo ello son excelentes representaciones que se asocian al signo de Acuario.
Los desafíos de la era de Acuario radican en el sentimiento de aislamiento y soledad que da el refugiarse de lleno en la tecnología, alejándose por completo de todo contacto que involucre el cuerpo, los instintos, los sentidos, los cuales son reemplazados por una pantalla llena de estímulos electrónicos. Tenemos un incremento a nivel mundial de depresión, la cual amenaza en convertirse en uno de los problemas más importantes de salud; sino es que ya lo es. Las nuevas generaciones carecen cada día más de habilidades sociales, de empatía y de la capacidad para hacer contactos profundos y significativos con los demás. Estamos enfrentándonos con el desafío de regular las redes sociales, sus contenidos y los impactos no deseados que pueden tener en los individuos y en la sociedad.
No cabe duda de que tiempo atrás, el movimiento hippie de los años 60´s también llamado “Power Flower” (el poder de la flor), sembró muchos de estos valores acuarianos y hay quienes afirman que los movimientos de esa época marcaron el inicio de la era de Acuario o al menos el traslape con la era de Piscis.
Hoy se dice que la conjunción de Saturno y Júpiter a 0° de Acuario es quien marca el inicio de la nueva era. Yo no sé en realidad si estamos en un traslape entre eras astrológicas o no; solo me hace sentido como marco de referencia simbólico el que nos estamos moviendo de aspectos asociados al signo de Piscis a aspectos asociados al signo de Acuario, y eso me hace consciente de las ventajas y desventajas de este extraordinario momento histórico que nos está tocando vivir.
¿Tú qué opinas cómplice de camino? ¿Nos sumamos a la era de Acuario?
Un abrazo, como siempre, desde el fondo del estanque de Narciso.
Héctor Cerbón