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La Trampa del Narcisista

Una de las cosas más misteriosas acerca del ser 

humano es que  sigue dando cosas que no tiene. 

Sigue dando amor y no lo tiene en primer lugar y, 

sigue pidiendo amor a otros que tampoco lo tienen, 

los humanos son mendigos mendigando a mendigos.

Osho

Cómplice de camino, ¿Has escuchado la frase de “se cree la última Coca Cola del desierto”? Esta frase nos habla de una persona que tiene una sobrevaloración de sí misma fuera de toda proporción, y no cabe duda de que, este trastorno narcisista es muy común en nuestros días. Como me decía una amiga: todos se sienten paridos por Christian Dior y amamantados por Liz Taylor.

Pero ¿qué sucede cuando inconscientemente nos sentimos atraídos a personas así, con un trastorno narcisista? Generalmente, esto es indicativo de que tenemos bastante lastimada nuestra autoestima.

Cuando nos relacionamos con un narciso, él lo es todo y nosotros no valemos nada; obvio, en comparación con ellos. En estas relaciones asumimos un papel donde estamos dispuestos a hacer lo impensable con tal de que “nos hagan el favor” de quedarse con nosotros. La característica central de la relación es la constante trasgresión que una de las partes, la que se menosprecia, hace en favor de la otra. Una cosa es saber adaptarse y buscar ser flexible dentro de la relación, y otra muy distinta, el no tener límites sanos y pasar una y otra vez, por encima de nosotros mismos.

Quienes se trasgreden, tienen por lo general un temor neurótico (irreal) a ser abandonados y llegan incluso a usar como moneda de cambio sus valores, sus creencias, su palabra y hasta ponen en juego su dignidad. Estas relaciones, de rómpeme, mátame, pero no me ignores, como dice la letra de una canción, crean un resentimiento enorme en quien literal “se pone de tapete”.

Este tipo de relaciones son mucho más comunes de lo que pensamos. Si no fuera por ellas, la industria de la música y la televisión, sobre todo el mariachi, las novelas y Paquita la del Barrio, estarían desempleados. ¿Qué hace tan atractivas estas relaciones? ¿Por qué son tan difíciles de soltar?

Si hablamos sobre las personas que conforman la relación, el narciso es en realidad así, porque está sobre compensando una baja autoestima, solo que la maquilla como una “súper autoestima”; mientras que el que se trasgrede, está en el polo opuesto; también tiene una baja autoestima solo que prácticamente se nulifica, y continuamente se devalúa a sí mismo. La atracción o polaridad entre estas dos personas se incrementa si se encuentran distantes entre estas dos posturas.  El infravalorado se siente atraído por el sobre valorado y viceversa.

Las relaciones entre Narcisos y quienes se les ponen de tapete, pueden durar años de ir y venir, de continuas montañas rusas y de tocar el cielo por un instante para después descender y permanecer un buen rato en el infierno. Al final de estas relaciones es común quedarse sin identidad, sin saber en dónde -dentro del proceso-nos perdimos por completo a nosotros mismos. La buena noticia es que, sí se puede salir de ahí; eso sí, vas a requerir un trabajo personal profundo y mucha fuerza de voluntad para reconstituirte y revalorarte.

Desde un punto de vista simbólico, la figura o personaje detrás de todo esto es nuestro niño herido, quien, al sentirse tan devaluado, está dispuesto a convertirse en cualquier cosa que le pidan, es capaz de hacer lo que sea, todo con tal de ser amado, admirado, sentirse seguro y cubrir sus necesidades básicas.

Dejar de buscar en Narcisos la autoestima, seguridad, abundancia o cualquier otra cosa que sintamos no nos podemos proveer, y aprender a generarla para dárnoslas a nosotros mismos, es fundamental para cerrar estos ciclos de relaciones tóxicas. Una vez más, la palabra autonomía toma una gran relevancia.

Es necesario comenzar a hacernos preguntas que nos inviten a crecer. Te comparto algunas que he notado tienen la mayor efectividad y que uso frecuentemente en mis sesiones de Coaching o en mis Talleres Grupales:

¿Qué es aquello que necesito y que creo que solo lo puedo obtener a través del otro (pareja, amigo, amante, jefe, hermano, etc.)?

Es impresionante las cosas que podemos nombrar si somos honestos, todo depende de en qué área de nuestras vidas nos sintamos devaluados e impotentes.

Alguna vez una persona que estaba muy devaluada -socialmente hablando- me compartió cómo ella aguantaba toda la crítica y dureza que su esposo le hacía sobre su forma de vestir y arreglarse, pues estaba convencida de que esa era la única forma de “estar a su misma altura” y no quedar mal cuando socializaban. Al tener una imagen tan devaluada de sí misma, ella dependía completamente de su esposo para poder “encajar” en cualquier círculo social”. Todo esto a un precio que muchas veces rayaba en la falta de respeto.

¿Qué precios he pagado por esta proveeduría?

Esta es una de las preguntas más confrontantes de responder. No es nada fácil hacer el recuento de los daños y asumir que fuimos nosotros quienes, por la razón que fuese, concedimos en pagarlos.

Siguiendo con el caso anterior, esta persona me confesó que dejó de ser ella misma. Perdió su espontaneidad, su singularidad y hasta su forma de reír. Además de todo esto, permitió duras críticas que le dolieron hasta el alma.

¿Cómo puedo aprender a darme a mí mismo esto que hoy solo obtengo a través del otro y a un precio “muy caro”?

Yo siempre recomiendo comprometerse con algún tipo de proceso terapéutico como base de recuperar la autoestima, y, en este caso, me sorprendió además el ver cómo esta persona también acudió a un imagólogo. Este shopper profesional, le escuchó atentamente y le ayudó a confiar de nuevo en lo que ella es, a valorarse de forma natural. Ella aprendió a sacarle provecho al potencial con el que ella siempre había contado, el cual, no había visto ni valorado.

Ahora que tengo opciones para proveerme de lo que necesito, ¿cuáles son mis no negociables? es decir, ¿cuáles son los límites que en ninguna relación estoy dispuesta a trasgredir?

Esta persona está hoy convencida de que no vale la pena dejar de ser ella por nadie más. Ha recuperado el poder para aprobarse y gustarse. Aprendió que el rechazo por parte de alguien más tiene que ver con el otro y sus valores y lo percibe ahora como algo independiente de su valor personal.

Sobra decir que esta persona ya no se encuentra en una relación tóxica con un Narciso, y ahora está abierta a encontrar a alguien que se valore tanto como ella lo hace a sí misma.

Todos podemos tener momentos donde nuestra autoestima flaquee: después de que nos corren de un trabajo, cuando terminamos una relación de forma dolorosa, al dejar por completo un contexto conocido, al emprender algo completamente nuevo, cuando nos dan un diagnóstico de una enfermedad crónica, etc. No importa cuán pequeños e impotentes lleguemos a sentirnos, es importante siempre recordar lo que para cada uno de nosotros es valioso y -por ende- no es negociable. Hay que estar atentos a no caer en la tentación de transgredirnos con tal de evitar el defender nuestra posición y soportar muchas veces la desaprobación y el rechazo de los demás.

Si estás vulnerable en una nueva condición y te sientes muy mal contigo, date tiempo, permítete pasar por una curva de aprendizaje, cometer errores y aprender de ellos, e irte reconstruyendo poco a poco hasta estar sólido y firme otra vez. Nunca pongas en juego lo que te es sagrado.

En estos tiempos donde estamos enfrentando cuarentena, desempleo, enfermedad y recesión económica, es cuando más debemos tener claros nuestros valores y por ende nuestros no negociables. No hay mayor satisfacción que salir victorioso del reto que nos pone la vida, salir con la frente en alto por habernos respetado y siendo congruentes.

Cierro con una cita de la Biblia que puedes encontrar en Mateo 7:16

“Ustedes los pueden reconocer por sus acciones, pues no se cosechan uvas de los espinos ni higos de los cardos.”

Un abrazo, como siempre, desde el fondo del estanque de Narciso.

Héctor Cerbón

PS: Esta metodología, por la cual fuimos juntos en este artículo, es parte de mi libro ISEO “Inteligencia Simbólica y Efectividad Organizacional” (disponible en formato electrónico en iTunes y Amazon). En su capítulo 3 y 4 verás ejemplos

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